Instrucciones para atravesar un portal

De Cortázar por Nosotros
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Instrucciones para atravesar un portal Rasgar el aire. Ocupate de dejar bien sesgado el abismo. Una vez abominado el cronopio [si bien usado está el término], dejá atrás toda esperanza y abandonen el barco. Vos y esos héroes colectivos. Dejá de fruncir el ceño y relajá el punto entrecejas, que cerrar los ojos también es parte de sentir. Que no te preocupe el terno en que jugaste el terreno dividido en parcelas, que te desvela la pesada herencia, que genera violencia entre la hermandad separada. Dejá de lado el desvarío por un puto momento, y concentrate en la cuestión. Consiste la acción en amigarse con la idea de caminar sobre el agua, sobre el mismísimo vacío regado de estrellas distantisimas, reflejado en el claro espejo iridiscente. El paso debe ser ligero, uno debe >ser la hoja< y fluir en otro estado. Asomate a la sombra, repetite una plegaria o un mantra, si te sirve, y vagá por el valle en la penumbra. Intercalá mudras contra tu pecho, en tu espalda, a los lados de tu corporeidad, y sentí el aire. El destino es la incógnita, irrelevante al cruce del umbral. Leé las instrucciones de cómo abrir una puerta, el principio en esencia es el mismo. Difiere si una nube de humo perfuma el ambiente, o si un licor de chocolate picó los bombones, o bien el café. Dista recorrer, emborracharse de tanto tomar noches y de reencontrarse con la luna. Acariciá al gato si se aparece, que si tenés suerte te va a marcar el camino, o hacer compañía. Y al arribar, transportado, en aparición nebulosa o como Juan Salvo en una silla frente a un escritorio; que no te dé todo lo mismo. Ocupate de dejar bien sesgado el abismo.